Sonny y Brina Hurwitz criaron una familia en Boston. Ambos murieron con secretos.

En 2016, su hija mayor, Julie Lawson, se hizo una prueba de ADN en el hogar. Más tarde, ella convenció a su hermana, Fredda Hurwitz, para que también se  hiciera una.

En mayo, ambas hermanas se sentaron a la mesa en la casa de Hurwitz en Falls Church, Virginia, para compartir sus resultados. Entonces apareció el nombre de un hombre como coincidencia genética cercana a Hurwitz. Ninguna de las dos había oído hablar de él.

Lawson buscó al hombre en Facebook. Cuando vio sus fotos, lo supo de inmediato. Se parecía a su difunto padre. Basándose en su edad y el parecido físico, Lawson inmediatamente le dijo a su hermana: “Tiene que ser nuestro hermano”. Este era el secreto de su padre. Él tenía un hijo que nunca conocieron.

Luego sobrevino una segunda sorpresa. La prueba de Lawson mostró que no parecía tener ninguna conexión genética con este nuevo hombre. Este era el secreto de su madre: Lawson había sido producto de un breve amorío extramatrimonial. El hombre que la crio no había sido su padre biológico.

Las revelaciones impactaron a la familia. Ellas crearon nuevos vínculos con personas que alguna vez les fueron extrañas. Causaron tensión con la familia que habían conocido toda su vida. Además, provocaron una pelea entre las hermanas sobre los lazos de lealtad, y cuánto debieron haberles dicho sus padres.

Lawson, de 65 años, dijo que todavía está lidiando con “el dolor de saber que mi vida era una mentira y tener todas estas preguntas que no pueden ser respondidas completamente porque mis dos padres se han ido”.

La parte más difícil, dijo, llegó en el momento en que ella y Hurwitz, de 52 años, se dieron cuenta de que eran medias y no hermanas completas.

“Nos abrazamos”, dijo Lawson, “y lloramos”.

En un momento de pruebas genéticas ubicuas y directas al consumidor, las confidencias familiares son casi imposibles de mantener. Las empresas venden sus productos en menos de 100 dólares, promovidas a través de anuncios conmovedores. En los últimos años se han vendido millones de kits de ADN que han entregado información útil e impactante.

Las ventas de pruebas de ADN están aumentando a medida que las personas buscan saber más sobre sus raíces. Ancestry, cuyas pruebas utilizaron las hermanas, reportó ventas de 14 millones de kits de ADN en todo el mundo hasta el mes de noviembre, más de tres millones con relación a 2016. Un artículo publicado en Genome Biology, una revista científica, estimó el año pasado más de 100 millones de personas se habrán hecho pruebas del ADN para 2021.

Ancestry proporciona a los clientes que así prefieren hacerlo una forma de conectarse en línea con otras personas que coinciden con su ADN. La compañía dijo que tiene “un grupo pequeño y dedicado de representantes altamente experimentados que hablan con los clientes que tiene consultas más sensibles”.

La asesora genética Brianne Kirkpatrick, fundadora de Watershed DNA, que brinda asesoría a las personas con preguntas sobre su ADN, aconseja a los clientes considerar cómo y si deben o no compartir cierta información. “Si tiene un secreto o cree que algo podría ser descubierto a través de las pruebas de ADN, comience a preparar lo que quiere compartir con anticipación cuando pueda estar en control”, dijo.

Kirkpatrick a veces sugiere a los clientes que escriban cartas, explicando los detalles sobre los orígenes genéticos de sus hijos, que pueden entregarles si se revela el secreto. “He adoptado la mentalidad de, no se trata de si los secretos saldrán o no a la luz”, dijo. “Es una cuestión de cuándo saldrán los secretos a la luz”.

Dado el rápido crecimiento de las pruebas genéticas de los consumidores, las personas a menudo pueden ser identificadas incluso si no se hacen una prueba ellas mismas. Algunas personas que se hacen la prueba comparten árboles familiares en línea. Los especialistas en genética e investigadores aficionados pueden identificar conexiones adicionales a través de obituarios, anuncios de bodas y otra información pública.

En un artículo publicado en octubre pasado en la revista Science, los investigadores estimaron que más de 60% de las personas de ascendencia europea en Estados Unidos ahora tienen un primo tercero o un pariente más cercano en una base de datos. “Las pruebas de ADN pueden revelar que algo extraño está ocurriendo”, dijo Yaniv Erlich, uno de los autores y director científico de la compañía de pruebas de ADN MyHeritage. “Pero éstas no te cuentan la historia de lo que pasó”.

En Falls Church, después de que recibieron los resultados de las pruebas, las hermanas se quedaron sentadas y se quedaron mirando atónitas las fotos de un extraño que se parecía a su papá.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 14/02/2019