Lo que me llevó por mal camino cuando vi a Christian Bale interpretar a Dick Cheney en el emocionante, pero al final descepcionante filme ‘Vice’ (‘El Vicepresidente: Más Allá del Poder’) de Adam McKay, fue el recuerdo de Margot Robbie bebiendo champán en un baño de burbujas.

El denominador poco común es McKay. Antes de escribir y dirigir ‘Vice’, un estudio especulativo y de asociación libre del poder político, dirigió ‘The Big Short’ (‘La gran apuesta’), un estudio igualmente irreverente de las locuras financieras, a partir de una adaptación para la pantalla grande que él y Charles Randolph basaron en el libro de Michael Lewis.

La película anterior fue divertida e inteligente, no solo la efervescente explicación de Robbie sobre las hipotecas de alto riesgo, sino una ficción cómicamente explosiva, teniendo a Bale prominente en el reparto, que logró develar el mundo real sobre la burbuja hipotecaria de mediados de la década de 2000 y la debacle económica que le siguió.

La nueva película tiene un enfoque mucho más explosivo de la historia estadounidense del pasado reciente y enfurecerá a muchos de los que la vean, tal como está previsto.

  ‘Vice’ narra la historia de cómo Cheney ascendió implacablemente al poder cuando se desempeñó como vicepresidente de George W. Bush, un poderío que alcanzó un apogeo sin precedentes durante las guerras de Afganistán e Irak.

   El recuento es objetivo solo en sus dimensiones exteriores --eventos familiares que se ajustan al registro público. Principalmente, el filme es un simulador psicodinámico y omnisciente de la realidad, filtrado a través de la sensibilidad del cineasta, que combina indignación moral con una sátira caustica, y una visión oscura de la naturaleza humana --particularmente de la naturaleza humana republicana.

Nadie sale bien librado al final, o, en realidad, al principio y en el medio, aunque la película es más generosa en su descripción de la vida privada de Cheney de lo que podría suponerse.

Vice’ es muy divertida, y Bale es fenomenal cuando deseña, gruñe, medita, se acurruca y se encorva desarrollando un papel para el que no nació, ya que es evidente que le quedó notoriamente grande, tanto literal como dramáticamente.

   Él facilita, te das cuenta de inmediato, aceptar la aparente evidencia que tienes ante tus ojos, que Dick Cheney, un burócrata convertido en un moderno Maquiavelo, fue casi el único responsable de afirmar nuevos poderes presidenciales y llevar al país a la guerra

Otros en el reparto también son agradables: Steve Carell como Donald Rumsfeld; Sam Rockwell como George W. Bush y Amy Adams como una astuta y acérrima Lynne Cheney. Durante un tiempo acepté alegremente las partes lúdicas del juego: ¡Está Condi! ¡Está Scooter Libby! Está Rummy diciéndole con menosprecio a un joven Roger Ailes que “conoce el medio de la televisión pero no la política”.

Me pareció que la narrativa fue tan embriagadora como el champán de Robbie, y pensé que el espectáculo seguiría el espíritu genial de la película en la que ella lo había bebido tan seductoramente.

Pero ‘Vice’ no es ‘The Big Short’ en ninguna extensión de la imaginación de McKay, y mi arrepentimiento por aceptarla finalmente entró en acción.

 Por un lado, el narrador omnisciente es al principio un rompecabezas molesto: ¿Quién es él? ¿Cómo podría saber, incluso en términos satíricos, en qué está pensando Cheney? Una vez que se revela su identidad, resulta ser una broma aburrida; nunca ha sido más improbable un dispositivo narrativo, incluyendo el de ‘Sunset Boulevard’.

 Más importante aún, el estilo fílmico alegremente disperso que invocó tanto placer en ‘The Big Short’ no se compara con el sombrío tema de “Vice”, lo que realmente ocurrió dentro de una administración que sumió a Estados Unidos en la guerra con Irak.

La sátira salvaje tiene un lugar especial de honor en el discurso público, ya sea que se exprese en los dibujos de Daumier, las críticas incendiarias del diario “Le Canard Enchaînê” durante la guerra de Argelia, las caricaturas de Bill Mauldin y Herblock, o el ingenio lacerante del ‘Dr . Strangelove’.

En nuestro tiempo, sin embargo, cuando todos los días vienen con una andanada  de verdades a medias, mentiras y conjeturas sin compromisos, ‘Vice’ despliega una mezcla de salvajismo y frivolidad que no sienta bien.

Sí, la cinta te hace reír y a veces es tremendamente inteligente, pero prefiero el burbujeante champán.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

Copyright © 2019 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 

 


Fecha de publicación: 29/01/2019