Como corresponde a una comedia dramática con un título que reconforta, ‘The Upside’ (‘Amigos por suerte’) llega a las alturas en un clímax que es toda inspiración, una secuencia en parapente acompañada musicalmente por Aretha Franklin, y no solo eso, sino Aretha en su interpretación del aria ‘Nessun Dorma’ de Puccini que es considerada por los enterados como la más bella de todas. Sin embargo y a pesar de eso, la película en su conjunto nunca despega realmente, aunque no es por faltan de intentos.

Quienes en ocasiones surcan los cielos son Phillip (Bryan Cranston), un adinerado neoyorquino y ex especialista en reestructuraciones financieras que se quedó tetrapléjico debido a un accidente que sufrió en parapente, y Dell, un ex convicto malhablado que termina cuidando a Phillip; él es interpretado por Kevin Hart.

La contratación de Dell es solo el primero de muchos proyectos de la trama. Él piensa que está siendo entrevistado para desempañar el trabajo de conserje; Phillip lo contrata por razones que presagian un mal final para ambos irremediablemente. Sin embargo, Dell le imbuye nuevas energías a su discapacitada vida; Phillip, a su vez, introduce a Dell al mundo de la cultura y el arte; y ambos, al principio, protagonistas poco probables, se convierten en amigos fraternales y confiados.

Ésta es una fórmula que reconforta el espíritu y que funcionó extremadamente bien en ‘Intouchables’ (‘Amigos’), la película francesa de 2011 a partir de la cual se adaptó ‘The Upside’, a veces cuadro por cuadro.

No hay nada de malo en recurrir a fórmulas cinematográficas ya probadas cuando éstas están artísticamente elaboradas, y la astucia de la película original, que rompió récords de taquilla en Europa, comenzó con la selección de su reparto estelar.

La contraparte de Phillip, un intelectual rico y aristocrático llamado Philippe, fue interpretado por François Cluzet, un actor inteligente que tiene un manejo sutil de la comedia. El papel de su curador, Driss, fue colmado a rebosar literalmente por Omar Sy, un comediante, escritor de comedias y personalidad de la televisión francesa.

Al principio, Driss fue interpretado a jadeos, en lugar de risas, como un rufián obtuso que había hecho algunas cosas malas en el pasado y que podría hacer más de ellas nuevamente. Pero se torna divertido de inmediato, y se convierte en una gran presencia, una fuerza vital incontenible con una gran sonrisa, gran corazón e ingenio.

La película fue su espectáculo de principio a fin, teniendo a Philippe contratando a Driss por una razón fácilmente comprensible: su total ausencia de compasión por la discapacidad de su paciente.

Además, para las audiencias europeas en ese momento, la disonancia entre ambos no sólo se limitó a cuestiones culturales. Como un inmigrante proveniente de Senegal, Driss evocó los temores blancos sobre la inmigración africana, luego los disipó en lo que se convirtió en un cuento de hadas irresistible de buena comunión y armonía racial.

Para bien o para mal, la nueva versión carece tristemente de ese elemento, que fue dirigida por Neil Burger basado en un guion de Jon Hartmere.

Los estadounidenses ciertamente tienen inquietudes marcadas en relación a la inmigración en la actualidad, pero Hart, Dell, un neoyorquino afroamericano, no representa una amenaza que podría haber aumentado la apuesta dramática.

Pero la razón por la que ‘The Upside’ no resuena entre la audiencia reside en que Hart no logra desarrollar el dramatismo del cual Sy hizo gala. Él es un cómico que destaca, con el material correcto, pero su estilo requiere una mayor cadencia: está en su mejor momento cuando hace frente a una tormenta, y es entonces cuando toma vuelo.

Pero es entretenido de manera intermitente, al igual que la película que lo arropa, ya que Hart no despliega la experiencia dramática necesaria para hacer relevantes su actuación, y mucho menos logra secuencias completas. En lugar del irremisible pícaro que dominó ‘Intouchables’, aquí tenemos un esbozo ligeramente conmovedor, algo pasivo y en ocasiones inerte que, si se dice la verdad, no es muy gracioso.

Ese gran defecto deja la tarea de sostener la historia a Cranston, cuya especialidad es el drama en lugar de la comedia. Y no es que Phillip no sea inteligente o atractivo, sino que lo que se necesita entre los dos es la chispa refulgente y la calidez espontánea, no pintar un lienzo por números en una película tan adicta a copiar que hubiera sido mejor usar a una copiadora.

De esta manera, ‘The Upside’ se convierte en comedia de situaciones a falta de una alternativa: situaciones que incluyen a dos hombres fumando marihuana (mucha más divertida en la escena original porque esto sólo fue un pretexto para profundizar una precaria relación); una exploración de las paralizadas zonas erógenas de Phillip (ingeniosas en la original, burda en la secuela); la lucha de Dell por dominar las complejidades de operar una ducha tecnológicamente de punta; y una orgía de aplastar cosas para desfogar su rabia (un rito realizado por Dell imitando a Phillip en una escena que define la naturaleza misma del ingenio).

Al final, todo funciona, pero hasta la resolución, encarnada por Nicole Kidman como Yvonne, la asistente personal de Phillip por mucho tiempo, surge de la nada y no tiene sentido emocional. Es como si las personas que compraron los derechos para realizar la secuela fueran víctimas del aturdimiento del comprador, en lugar del remordimiento.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Eduardo García    

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Fecha de publicación: 15/01/2019