Conocí a Paul Allen cuando apenas estaba en primero de secundaria, y eso cambio mi vida totalmente. De inmediato lo consideré un ejemplo a seguir. Estaba dos años delante de mí en la escuela, era muy alto y demostró ser un genio con las computadoras (más tarde también tuvo una barba genial, del tipo que yo nunca podría lucir). Nos relacionamos gracias al teletipo que las madres de algunos estudiantes le habían donado a la escuela y que habían conectado a una unidad central de computación remota. . .

Eventualmente pasábamos casi todo nuestro tiempo libre jugando con cualquier máquina a la que podíamos ponerle las manos encima. A una edad en la que otros niños de secundaria se escapaban de su casa para irse de fiesta, Paul y yo nos escapábamos por la noche para usar las computadoras de un laboratorio de University of Washington.

Esto podrá parecerles excéntrico, y así lo fue, pero también fue una experiencia formativa y no estoy seguro de que hubiera tenido el valor de hacerlo sin Paul. Pero estoy seguro de que eso habría sido mucho menos divertido.

Usar una computadora “prestada” sin la autorización debida se convertiría en algo muy común para nosotros. Más tarde, cuando era estudiante de Harvard, tuve problemas por permitir que Paul usara el laboratorio de computación de la universidad sin permiso.

Incluso en la escuela secundaria, antes de que la mayoría de las personas supieran qué era una computadora personal, Paul predijo que los microcircuitos se volverían tan súper poderosos que eventualmente darían lugar a una industria completamente nueva.

Mucha gente no sabe que Microsoft no fue el primer proyecto que realizamos juntos. Eso fue algo que llamábamos Traf-O-Data, una máquina que analizaba la información recopilada por los monitores de tráfico en las calles de la ciudad. Pensamos que era una gran demostración del poder que tenían estos nuevos dispositivos. Conseguimos un prototipo y trabajamos con él, y nos imaginamos venderlo en todo el país. Pero nadie quiso comprar las máquinas, y tuvimos que abandonar el proyecto.

Decidimos comenzar nuestra próxima y más exitosa empresa en diciembre de 1974. Paul y yo vivíamos en el área de Boston, él ya estaba trabajando y yo iba a la universidad.

Un día llegó a mi casa y me sacó casi a rastras, insistiendo en que fuera de inmediato con él a un puesto de periódicos cercano. Cuando llegamos, me mostró la portada de la edición de enero de Popular Electronics.

Ésta presentaba una nueva computadora llamada Altair 8800, que funcionaba con un nuevo y poderoso microcircuito. Paul me miró y dijo: “¡Esto está sucediendo sin nosotros!” Ese momento marcó el final de mi carrera universitaria y el comienzo de nuestra nueva compañía, Microsoft.

En aquellos días, los microcircuitos eran tan limitados que no podían hacer lo que se llama “desarrollo nativo” --no se podía usar una máquina con ese microcircuito ya que apenas se estaba desarrollando el programa para usarlo. Eso hizo que escribir código para esos microcircuitos fuera bastante desafiante.

Pero Paul tuvo una gran idea: escribir un código que nos permitiera emular el funcionamiento de esos microcircuitos en una computadora más poderosa y luego trasladarlo a la máquina con el microcircuito menos potente. Un avance fue importante en muchos de los primeros éxitos de Microsoft, y Paul se merece todo el crédito.

Como la primera persona con la que me he asociado, Paul tenía un nivel de ingenio y perseverancia que pocas personas pueden tener. Tenía una mente que abarcaba una amplia gama de temas y un talento especial para explicar temas complicados de una manera sencilla. Como adulto, dedicó su tiempo a un gran espectro de intereses, incluyendo las artes, la conservación y la inteligencia artificial. Quería prevenir la caza furtiva de elefantes, promover ciudades inteligentes y acelerar la investigación del cerebro.

Y como tuve la fortuna de conocerlo desde una edad tan temprana, eso lo percibí antes que el resto del mundo. Alguna vez, cuando era adolescente, sentí curiosidad por la gasolina (entre todas las cosas).

¿Qué significa “refinar”? Para responder dicha pregunta me dirigí a la persona con más sabiduría que conocía. Paul lo explicó de una manera súper clara e interesante. Esa fue solo una de las muchas conversaciones reveladoras que sostendríamos en las próximas décadas.

Paul era más interesante que yo. Estaba realmente interesado en Jimi Hendrix, y lo recuerdo tocar “Are You Experienced?” (Tienes experiencia). En ese entonces no tenía experiencia en casi nada y Paul quería compartir esa increíble música conmigo. Ese era el tipo de persona que era. Amaba la vida y a la gente que lo rodeaba, y lo mostraba.

Su generosidad era tan amplia como sus intereses. En Seattle, nuestra ciudad natal, Paul ayudó a financiar refugios para personas sin hogar, la investigación cerebral y la educación artística. También construyó el increíble Museum of Pop Culture (Museo de la Cultura Popular), que alberga parte de su enorme colección de música, ciencia ficción y recuerdos de películas.

Cuando pienso en Paul, recuerdo a un hombre apasionado que apreciaba a su familia y amigos. También recuerdo a un brillante tecnólogo y filántropo que quería lograr grandes cosas, y lo logró.

Paul merecía haber vivido por más tiempo. Seguro lo habría aprovechado al máximo. Lo extrañaré profundamente.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 22/10/2018