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‘Crazy Rich Asians’ (‘Locamente millonarios’), una película sobre personas que lo tienen todo, logra casi todo en sus propios y ambiciosos términos. Brillante, vivaz e hilarante, aunque lejos de la perfección, esta comedia romántica, dirigida por Jon M. Chu y basada en la novela popular de Kevin Kwan, es también un hito cultural.
Es la primera película de un gran estudio cinematográfico desde que se estrenó ‘The Joy Luck Club’ hace casi un cuarto de siglo, en el que un cineasta asiático cuenta una historia asiático-estadounidense con actores asiáticos representando todos los papeles principales. El resultado es enormemente placentero, y una ¡hurra a Hollywood por hacerlo realidad!
La historia se desarrolla principalmente en Singapur, aunque comienza en Nueva York, donde la heroína chino-estadounidense, Rachel Chu (Constance Wu), es profesora de economía en New York University.
El libreto, de Peter Chiarelli y Adele Lim, establece su premisa sin lugar a dudas. El novio de Rachel, un apuesto chino-singapurense llamado Nick Young (Henry Golding), regresa a casa para la boda de su mejor amigo. Y como ella nunca ha visitado Asia, la invita a ir con él.
A estas alturas ya sabemos lo que Rachel nunca descubrió, que Nick no solo es encantador, sino que también es un príncipe azul, al ser descendiente de una familia fabulosamente rica, así que estamos encantados y ella se queda atónita cuando abordan un jet privado y él le muestra su suite en el vuelo, que es un poco más pequeña que una cabaña.
Eso es solo el comienzo de su asombro. Cuando conoce a la madre ferozmente posesiva de Nick, Eleanor (Michelle Yeoh), y a los otros miembros de su familia, Rachel descubre un extenso recinto de súper privilegio donde la noción de exceso se ha descartado.
A otra profesora de economía podría preocuparle la disparidad de los ingresos, pero esta es una fantasía jubilosa en la que el gasto no puede ser lo suficientemente llamativo, y en cualquier caso la especialidad de Rachel es la teoría de juegos --así que no está dispuesta a preocuparse al respecto, y tampoco nosotros.
Ver ‘Crazy Rich Asians’ puede ser un placer similar a leer acerca de los diferenciales absurdos de precios en la sección de bienes raíces, y que a uno se le haga agua la boca con las recetas de una revista de cocina. La cámara de Vanja Cernjul se detiene en los atractivos de la comida callejera, y en una secuencia donde se preparan algo que parecen ser empanadas.
Probablemente sea inevitable en estos quejosos tiempos que ‘Crazy Rich Asians’ haya sido criticada en algunos sectores por ser demasiado china, como si su tema fuera la demografía compleja de Singapur y, a pesar de su enfoque en la identidad racial, por elegir un actor originario de dos razas --Golding que es de ascendencia malaya e inglesa, y que interpreta a un chino-singapurense.
La producción podría criticarse por otros motivos. En particular por un par de secuencias --una despedida de soltero en una barcaza, una juerga de compras en una isla de Indonesia-- demuestran que incluso el exceso puede ser excesivo.
Las actuaciones secundarias a veces pasan desapercibidas por la exuberancia despreocupada que tiende a lo ridículo en ocasiones. Chu está en su mejor momento como director de actores en escenas más tranquilas con fuertes trazos emocionales.
El guion va desde ser mordazmente gracioso (ese agudo prefacio, un juego de mah-jongg como combate mortal, frases ingeniosas de un padre singapurense que insta a un niño a comer diciendo “Muchos niños mueren de hambre en Estados Unidos”) a lo insulso y sofocante (un asistente de fiesta acosa a Rachel con la frase “Hey, Cenicienta, ¿qué ocurre, tienes que devolver tu abrigo a medianoche?”).
Aun así, el atractivo de la película trasciende sus defectos, así como las cuestiones étnicas, identidad e inclusión, lo que no disminuye su importancia para los cinéfilos de ascendencia asiática que finalmente pueden ver versiones románticas o cómicas de sí mismos en un espectáculo brillante y convencional en una pantalla grande. La historia es, a partes iguales, alegremente moderna y entrañablemente pasada de moda.
¿Prevalecerá la avaricia globalizadora de una poderosa familia o ganará el verdadero amor al final?
Wu, que es conocida por los fanáticos de la serie de televisión ‘Fresh Off the Boat’, ha logrado hacer una transición impresionante al estrellato del cine; es una presencia graciosa e, cuando Rachel decide jugar con el sistema social amañado contra ella, implacable. (La narrativa es rica en mujeres fuertes.)
Golding, anteriormente modelo y presentador de televisión, no tiene mucha experiencia dramática, pero eso nunca se sabría por su destacada actuación. Gemma Chan aporta comicidad a su actuación y una belleza sorprendente al papel de la rica pero sensible prima de Nick, Astrid. Nora Lum, la actriz y rapera conocida como Awkwafina, roba escenas con un instinto infaliblemente cómico como la amiga rica y despistada de Rachel, Goh Peik Lin.
Además, cualquiera con conocimientos de la historia del cine se conmoverá con la maravillosa Yeoh, que fue tan memorable como la luchadora sedienta de amor en ‘Crouching Tiger, Hidden Dragon’; y con la actuación de Lisa Lu, ahora de 91 años de edad, quien interpreta a la abuela de Nick y matriarca de su familia.
Cualquiera, en este caso, significa cualquiera. ‘Crazy Rich Asians’ nos incluye a todos.
Traducido por Michelle del Campo
Editado por Luis Felipe Cedillo
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Fecha de publicación: 18/09/2018