En aproximadamente una semana, mi esposa y yo estamos esperando nuestro quinto hijo. Entre las personas que conocemos, esto nos hace un poco extraños. No somos los candidatos típicos para ser una familia que llene una minivan. No somos conservadores tradicionalistas --tampoco judíos ortodoxos, católicos de la vieja escuela o mormones. Tampoco somos de izquierda que estén contra la cultura. No tenemos aversión al control de la natalidad, ya sea químico o de otro tipo. Somos televidentes de HBO bastante básicos y de clase media. Mi idea de vivir al límite es negarme a renunciar al refresco.

Entonces, ¿por qué tantos hijos? Hasta hace poco, nadie lo hubiera preguntado. En 1976, 40% de las madres de 40 a 44 años tenían cuatro o más hijos. Hoy, solo 13% lo hace, y cuando se trata de madres con títulos de postgrado (como mi esposa), solo 8%. Cuando la gente escucha nuestras noticias, a menudo inclinan la cabeza, asienten y dicen “Fabuloso, genial”, con la mirada que le diriges a tu amiga que acaba de comprometerse con un hombre que conoció en línea la semana pasada.

Para nosotros, no hay una sola razón. La respuesta más simple, “Creemos que cinco serán mejor que cuatro”, es cierto, pero es un poco esquiva. Entonces, hablando por mí mismo (mi esposa vería las cosas de otra manera, estoy seguro), aquí hay algunas razones por las cuales querría un quinto hijo:

Porque cada uno de nuestros cuatro hijos ha mejorado mi vida. Cada uno trajo una alegría especial, una peculiaridad irreductible, una excentricidad única y sorprendente. Sé que nuestro quinto hijo (nuestro primer hijo, en este caso) hará lo mismo.

Porque aún no estoy abrumado Estoy cansado, cierto, pero no tan cansado como la mayoría de los doctores o abogados corporativos que conozco.

Porque alguien debe tener muchos hijos. Debería haber familias de todos los tamaños. Valoro la diversidad. Me gusta vivir entre personas de diferentes razas, estructuras familiares, identidades de género, habilidades y religiones. (Y desearía que mi comunidad de New Haven tuviera políticas más diversas.) Me parece que un vecindario debería tener algunas familias ridículamente grandes.

Porque cinco no es tan ridículo, en realidad. Mi abuelo fue uno de ocho, mi abuela una de 10.

Porque quiero que haya más judíos en el mundo. Mi gente sufrió una gran catástrofe demográfica durante la vida de mis padres, y me gusta la idea de hacer mi pequeña contribución para reparar ese daño.

Porque con una gran familia, nunca tengo que sentirme culpable por el desorden. Cuando los niños se vayan a la universidad, entonces lo limpiaré.

Porque cuanto más me alejo de poder pagar la universidad de mis hijos, menos me preocupa.

Porque ahora sé lo que estaré haciendo hasta que tenga 62 años y el nido se quede vacío. Criaré niños. No importa lo que pase con mi carrera, no importa cuál sea mi fortuna, y aunque nunca encuentre un pasatiempo, me sentiré ocupado y lleno de propósitos.

Porque incluso si nunca tengo nietos, nuestra mesa de Acción de Gracias todavía estará abarrotada.

Porque a mi hija de 11 años le gusta el póker, y para eso necesita más jugadores.

Porque tengo miedo de estar solo, y mientras más niños, más posibilidades hay de que alguien que me ame esté cerca.

Porque cuando pienso en esos países donde las tasas de natalidad son tan bajas que ya nadie tiene hermanos, me pongo triste.

Porque, en un país que hace tan poco para permitir que los padres estén con sus bebés, soy ese raro padre o madre que puede tomarse mucho tiempo fuera del trabajo.

Porque, al no estar inclinado a escalar rocas, la microdosificación o el corretaje diurno, necesito algo un poco arriesgado.

Porque mi esposa es hermosa embarazada

Porque tener hijos ha hecho que nuestro matrimonio sea más fuerte.

Porque voy a llorar como un bebé cuando, la próxima semana, deje a mi hija más pequeña en su primer día de jardín de niños. Y será de ayuda si sé que no es mi último primer día de kindergarten.

Porque, en general, las personas deberían hacer lo que quieren hacer. Las personas que no quieren tener hijos deben sentirse orgullosas y sin vergüenza por vivir sin niños, y las personas que quieren dos sólo deben detenerse a dos, y las personas que quieren cinco perros deben llevar una vida llena de ladridos. Y aquellos de nosotros que queremos cinco hijos deberíamos tenerlos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo             

Copyright © 2018 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 06/09/2018