Todos saben que Denzel Washington es una estrella, así como un excelente actor, que podría llevar a las alturas casi cualquier película que elija.

Pero eso no sucede con ‘The Equalizer 2’, una película de acción que no levanta, a pesar de que su personaje, Robert McCall, un ángel vengador autoproclamado que trabajaba para Home Depot en la primera película de hace cuatro años, ahora es un conductor de Lyft en Boston.

McCall rastrea la villanía con gran eficiencia y despacha villanos con una violencia extravagante, pero la película se vuelve opresiva, una generatriz palpitante de ansiedad y terror.

Eso no quiere decir que McCall no sea una figura con un atractivo singular. Es un hombre, que no por casualidad es afroamericano, de sabiduría, poder y rectitud; un maestro en la vida que toma a un joven descarriado bajo su protección; un benefactor compulsivo que hace buenas obras por su propio bien.

Excepto que también es un vigilante despiadado; aunque algunos de sus rasgos culturales son tan simplistas como divertidos (su copia de “Native Son” (Hijo nativo) de Richard Wright ocupa un lugar especial en su librero, mismo que oculta un botón que abre una puerta secreta a una habitación segura); y que una de sus buenas acciones, que involucra a una niña que ha sido enviada a Turquía, es extravagante, mientras que otra, a nombre de los sobrevivientes del Holocausto, es ridículamente gratuita.

Nada de esto importaría demasiado si la acción se elevara por encima del nivel obligatorio, pero no es así, aparte de un espasmo cuasi-convincente de giros y derrapes estridentes de neumáticos en el que McCall sobrevive a los peores esfuerzos de un pasajero que va en el asiento trasero por matarlo.

Como en la película anterior, Antoine Fuqua dirigió la filmación, febrilmente, con base en un guion de Richard Wenk.

Un seguimiento climático, ambientado en una ciudad costera al sur de la capital de la nación durante un huracán, es interminable y visualmente tedioso, gracias a la pertinaz combinación de niebla y lluvia

Entre los libros que McCall lleva consigo hay un volumen de "In Search of the Lost Times" (En busca del tiempo perdido) de Proust; vemos la portada en primeros planos agudos. Eso puede servir como una de las lecciones de vida del héroe.

Deje pasar la susodicha película y evite desperdiciar dos horas.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

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Fecha de publicación: 14/08/2018