Si aún no vive en una cabaña remota tratando de abandonar el uso de los teléfonos celulares, internet y tarjetas de crédito, no hay manera de que usted, como individuo, pueda evitar que los especialistas en mercadotecnia, gobiernos o actores malintencionados recopilen y usen toda su información personal.

Pero hay cosas que puede hacer para reducir la cantidad de información que les filtra. Por ejemplo, podría pedirle a Facebook que borre su historial de navegación, o quizás algún día podrá pagarle a la empresa para que no lo rastree. Pero mantenerse al corriente de eso requiere más tiempo, sofisticación y paranoia de la que la mayoría de nosotros tiene; y aun así, esto no sería 100% efectivo.

Ha habido un cambio radical en cómo se recopilan y distribuyen los datos sobre todos nosotros. Aquellos que quieren esa información ya no tienen que observarnos directamente. Ahora pueden recopilar nuestros datos a partir de nuestras amistades, contactos --incluso personas que no conocemos. Preservar la privacidad solía ser para protegernos y a nuestros dispositivos. Ahora, toda esa información está fuera de nuestro control, almacenada en libretas de direcciones de amigos y latente en nuestras redes sociales y vínculos familiares.

Al igual que en la seguridad cibernética, la protección de algunos de nuestros datos personales más importantes ahora depende de proteger el eslabón más débil de los sistemas de los que formamos parte.

La privacidad genuina o el anonimato ha desaparecido, si es que alguna vez hubo alguna, dijo Paul Francis, investigador del Instituto Max Planck para los Sistemas de Programación en Alemania. “Lo único que podemos esperar es, paso a paso, mejorar la protección de la privacidad”, agregó.

Esas piezas pueden provenir de lugares inesperados. Las mismas compañías que actualmente están siendo atacadas por recabar y diseminar nuestra información personal, Google y Facebook, algún día podrían ser administradores de está, o ser sustituidas por aquellas que estén dispuestos a hacerlo.

 

Por qué no están seguros nuestros datos

El escándalo de Cambridge Analytica --donde 270 mil personas que descargaron una aplicación condujo a una filtración de datos de 87 millones de usuarios de Facebook-- es el primer ejemplo a gran escala de la importancia de mantener la “privacidad grupal”, dijo Yves-Alexandre de Montjoye, director del grupo de privacidad computacional en Imperial College London.

En un ejemplo hipotético, el grupo del Prof. de Montjoye informó que si solo 1% de los teléfonos celulares de Londres estuvieran comprometidos con un malware, un agresor podría rastrear continuamente la ubicación de más de la mitad de la población de la ciudad.

Nuestra vulnerabilidad a estos ataques se ve agravada por otro fenómeno: es fácil identificarnos con solo una pequeña cantidad de información, lo que hace imposible generar un conjunto de datos anónimos sobre una población.

Facebook, Google y otros en el espacio de tecnología publicitaria dicen que se toman la molestia de “anonimizar” la información que recopilan sobre nosotros. Esta anonimización consiste en trucos matemáticos que les permiten comercializarnos al tiempo que aseguran que no puedan identificarnos para otros fines, y que nadie más puede hacerlo.

Pero una y otra vez, los investigadores con acceso a conjuntos de datos anónimos han encontrado formas de identificar a las personas que los componen, dijo el profesor de Montjoye.

El Dr. Francis del Instituto Max Planck cofundó una compañía, Aircloak, para desarrollar un programa de protección de datos. Diffix, como se denomina, se encuentra entre una base de datos y sus propietarios, lo que les permite realizar consultas específicas pero nunca revela toda la base de datos. Debería permitir que firmas como los bancos protejan internamente los datos de los usuarios, de manera que cumplan con las nuevas y amplias reglas de privacidad establecidas en el Reglamento General de Protección de Datos de Europa (GDPR, por sus siglas en inglés), dijo el Dr. Francis y Sebastian Probst Eide, director técnico de Aircloak.

Pero incluso un programa especial no puede ayudar a las compañías de publicidad en línea a cumplir con las regulaciones europeas, al menos no todavía. Al principio, el equipo de Aircloak abandonó un intento de anonimizar la publicidad dirigida, porque hay tantas transacciones que pueden identificar a una persona, dijo el Dr. Francis. Por ejemplo, una compañía que publicita medicamentos para ciertas afecciones podría identificar inadvertidamente a las personas que pulsan su anuncio y luego compartir esa información potencialmente con otras personas en la cadena de custodia de datos personales.

 

La tecnología: ¿De villana a salvadora?

Si la tecnología no puede evitar que la información personal caiga en manos de los gigantes tecnológicos, la alternativa aparentemente paradójica sería recopilar toda esa información personal en un solo lugar, de modo que una autoridad central pueda manejarla.

Esa autoridad central podría ser un gobierno. Estonia, por ejemplo, ha creado una identificación universal criptográficamente segura a la que se puede adjuntar cualquier tipo de información personal, desde impuestos, registros financieros y hasta datos de salud. Como resultado, los estonios pueden presentar sus impuestos electrónicamente en aproximadamente cinco minutos, los pacientes pueden ver el documento digital de todos los que alguna vez han accedido o alterado sus registros médicos, e incluso los residentes no estonios pueden convertirse en “residentes electrónicos” al obtener muchos de los derechos y privilegios en línea otorgados a los ciudadanos de Estonia.

Esta autoridad podría ser otorgada a un gigante tecnológico como Facebook, Google, Apple o Amazon.

Dar a compañías como Facebook y Google aún más de nuestros datos puede ser la antítesis de protegerlos. Pero ambas compañías ya tienen la infraestructura necesaria para apoyar una tarea de tan gran magnitud: son los sistemas de identidad los que nos permiten iniciar sesión en otros sitios y aplicaciones usando nuestras credenciales de Facebook, Google o Amazon.

Esto podría ser una oportunidad para que Apple, Amazon o algún nuevo participante se convierta en custodio de datos personales. La idea de un repositorio centralizado (es decir, una tienda de datos personales), a la que los especialistas en mercadotecnia tendrían que pedirle permiso para acceder, se ha propuesto anteriormente. Pero estos proyectos --que dependen de que algunas empresas tengan nuestros datos, y otras no-- no han despegado, ya que la recopilación y el uso de nuestros datos es legal y lucrativo.

Con GDPR, Europa tiene la posibilidad de prestar dicho servicio, y si alguna de las regulaciones de privacidad propuestas en Estados Unidos obtuviera el apoyo de la sociedad, las condiciones también podrían madurar en el país. También es posible que las personas experimenten un cambio de mentalidad, darse cuenta de que algunos datos se pueden usar legalmente, pero que algunos rastreos van demasiado lejos, para crear el tipo de demanda de productos y servicios que protegen la privacidad y que actualmente es escasa.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 04/06/2018