Sabes quién eres: la persona de asistencia perfecta al trabajo, la que nunca tiene un resfriado desagradable en la oficina. Algunas personas parecen ser inmunes a lo que sea que afecte a sus amigos y vecinos, mientras que otras van de un brote de resfriado a otro con poco alivio.

     Dos expertos, Sheldon Cohen, profesor de psicología en Carnegie Mellon University en Pittsburgh, y Robert Atmar, profesor de medicina en la Sección de Enfermedades Infecciosas de Baylor College of Medicine en Houston, explican cómo la vivienda familiar durante la infancia puede jugar un papel en las enfermedades y por qué a los solitarios les suele ir peor.

 

Prueba de estrés

Los científicos concuerdan en que la genética y los factores ambientales influyen en si las personas sanas se contagian o no de los virus que circulan en el vecindario. Sin embargo, el Dr. Cohen --un psiconeuroinmunologo-- revisó muchos estudios que muestran que cerca de un tercio de los expuestos a un virus muestran síntomas de contagio, y trató de dilucidar el papel que juega la psicología en todo esto.

Empezó realizando un estudio en 1991 donde demostró que las personas que reportaban altos niveles de estrés antes de la exposición al virus tenían más probabilidad de desarrollar un resfriado. “Pero ese estudio no distinguió el tipo de estrés”, dijo.

Llevó a cabo un segundo estudio en el que los investigadores pudieron identificar factores estresantes específicos. Los resultados fueron pronunciados: cuando el estrés había durado más de seis meses antes de la exposición al virus, los participantes tenían un mayor riesgo de enfermarse. “Los eventos agudos como una pelea con su cónyuge no importan mucho”, dijo el Dr. Cohen. “Los dos factores estresantes más poderosos son los conflictos a largo plazo con las personas y estar desempleados o subempleados. Estos tienen consecuencias para la salud”.

Esos factores estresantes causan un aumento en la producción de la hormona cortisol, que ayuda a suprimir las proteínas que combaten los cuerpos extraños --pero bajo condiciones de estrés crónico, “las células dejan de ser sensibles al cortisol”, dijo el Dr. Cohen. Como resultado, agregó, el sistema inmunológico produce en exceso de proteínas que favorecen las inflamaciones, “y uno muestra síntomas de estar enfermo después de estar expuesto a un virus”.

 

La red social

El Dr. Cohen también analizó cómo las relaciones sociales afectan la salud. Citó un famoso estudio realizado en el condado Alameda, California, que mostró cómo están relacionados los vínculos sociales y la mortalidad, entonces llevó el estudio  un paso más allá para determinar cómo el dominio social de las personas afecta su sensibilidad a los resfriados. 

Midió la diversidad de las redes sociales de las personas que se consideró que tenían una salud perfecta, a través de cuestionarios sobre sus roles sociales, y luego los expuso a un virus.

“Las personas con los niveles más bajos de integración social tuvieron cuatro veces más probabilidades de enfermarse que aquellos con el mayor número de integraciones sociales, y entre más roles sociales reportaban las personas --cónyuge, amigo, padre, cuidador, voluntario-- era menos probable que fueran a desarrollar un resfriado cuando los expusimos al virus”, dijo el profesor. “Resulta que la probabilidad de contraer un resfriado no es mediada por la dieta y el ejercicio”, agregó, sino por su red de amigos y familiares.

 

Su riqueza, su salud

Los científicos concuerdan en que las personas que tiene un bajo nivel socioeconómico corren mayor riesgo de enfermarse debido a la exposición a alérgenos y carcinogénicos en el trabajo y en los ambientes vitales. El Dr. Cohen quería saber si las personas sufrirían los efectos de una niñez pobre en la edad adulta, aun cuando hubieran ascendido en el escalafón socioeconómico. 

En un estudio, preguntó si las familias de los participantes tuvieron un hogar en cada año entre el primer año y los 18 años, y luego los expuso a un virus. Cuanto más tiempo pasaron en hogares propiedad de sus familias fue menos probable que se resfriaran cuando eran expuestos al virus ya de adultos, independientemente de su condición socioeconómica adulta.

“Esto es consistente con la idea de que su infancia tiene un efecto a largo plazo”, dijo el Dr. Cohen.

En un estudio de seguimiento, también analizó la longitud de los telómeros, que son las bases químicas que están al final de los cromosomas y que se miden en células inmunes. A medida que las personas envejecen, sus telómeros se acortan, lo que aumenta el riesgo de contraer todo tipo de enfermedades.

“Observar los telómeros es básicamente observar el envejecimiento del sistema inmunológico”, dijo. Descubrió que los adultos que informaron haber crecido en ambientes socioeconómicos más bajos que la población en general tenían telómeros más cortos, lo que se asoció con una mayor probabilidad de sufrir resfríos en la edad adulta. No importó si eran ricos ya como adultos.

 

Lávese las manos

El Dr. Atmar de Baylor College of Medicine dijo que los estudios del Dr. Cohen les dan a los investigadores “una prueba de concepto de que los factores sociales y otros factores estresantes están asociados con el desarrollo de infecciones y enfermedades después de la exposición”.

El médico especializado en enfermedades infecciosas dijo que, en un entorno descontrolado como en la vida diaria, esos mismos factores sociales, de estrés y socioeconómicos deben afectar la probabilidad de que una persona se enferme de manera similar.

Sin embargo, dijo el Dr. Atmar, “aun no comprendemos completamente cuán importante es el papel que desempeñan esos factores”. Le gustaría ver un estudio donde los participantes que se identifican como altamente estresados modifican sus vidas para minimizar el estrés y ver si disminuye su riesgo de sufrir una infección. “No es un estudio fácil de realizar”, dijo.

Las personas que parecen enfermarse a menudo pueden tomar ciertas medidas para mantenerse más sanas. Si es posible, pueden abstraerse de situaciones crónicamente estresantes, sugirió el Dr. Cohen, aunque es más fácil decirlo que hacerlo. Podrían ser más sociales, agregó. Además, pueden evitar el contacto con un virus. “Lávese las manos con frecuencia, evite a cualquier persona que esté tosiendo, y si puede, disminuya sus niveles de estrés”, dijo el Dr. Cohen.

Vacúnese, agregó el Dr. Atmar, especialista en enfermedades infecciosas. “Incluso si usted no muestra signos de enfermedad después de la exposición, aún así puede transmitir infecciones a aquellos que sí pueden enfermarse seriamente, especialmente con enfermedades como la gripe”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 03/05/2018