Es posible que haya escuchado que la tecnología inalámbrica de quinta generación, mejor conocida como 5G, está próxima y que ésta será increíble. Si no sabe nada más que eso, usted está lejos de ser el único.

La administración Trump recientemente bloqueó la adquisición de la empresa estadounidense Qualcomm por parte de Broadcom, con sede en Singapur, con el argumento de que socavaría la fortaleza de Estados Unidos en la tecnología 5G y que dañaría la seguridad nacional.

Mientras tanto, hemos visto la publicación de una serie comunicados de prensa sobre 5G de las compañías de telecomunicaciones, cuya algarabía sobre las abrasadoras velocidades y las asombrosas aplicaciones hacen que la red 5G parezca estar a la vuelta de la esquina.

El cambio es inevitable, pero tomará tiempo. Además, la alharaca pudiera ser exagerada.

Al igual qu en los cambios generacionales del pasado, el paso de la actual tecnología inalámbrica 4G LTE a la 5G de próxima generación será enormemente costosa y dará lugar a una cobertura parchada en los próximos años. Lo que será diferente es que después de todas las actualizaciones de infraestructura, la conexión de su teléfono a internet pudiera no ser mucho más rápida.

El mayor impacto de la 5G podría ser que la distinción entre las redes cableadas e inalámbricas se desdibujará, ya que los dos mayores proveedores de servicios “de línea fija” de Estados Unidos, Comcast y Charter Communications, y los mayores proveedores de servicios inalámbricos, AT&T y Verizon, adoptarán tecnologías similares y transformarán la manera en que internet llega a los consumidores.

Para entender algo de esto, tenemos que comenzar con lo que es 5G y cómo funciona. La tecnología inalámbrica 4G LTE de hoy en día está habilitada principalmente por grandes torres para crear redes celulares desde la época de Gordon Gekko y Zack Morris [el protagonista de la película ‘Wall Street’ y la serie ‘Saved by the Bell’, respectivamente, ambas de finales de los ochenta]. En áreas rurales, estas torres pueden estar a decenas de kilómetros de distancia; en Manhattan hay más de 50 por cada 2.6 kilómetros cuadrados.

Las ondas de radio que provienen de estas torres están en un rango que va de los megahercios a los gigahercios bajos y varían de acuerdo con los bits del espectro a los que una compañía de servicios de internet le ha autorizado usar Federal Communications Commission (FCC). Estas ondas de radio pueden viajar largas distancias y penetrar edificios para poder llegar a donde sea que se uno encuentre, debido a su larga longitud de onda.

En su nivel más básico, la 5G puede ser una actualización de una infraestructura existente como esta. Como una bolsa de sorpresas con los últimos trucos para hacer que las redes inalámbricas sean mejores --incluida la focalización de los haces de radio y un gran aumento en el número de antenas-- la 5G puede operar en todo el espectro utilizado actualmente por las compañías de telecomunicaciones, desde los 600 megahercios en adelante. En teoría, esto haría que cualquier espectro existente al que se aplique sea más confiable, aunque no necesariamente más rápido.

El aspecto de la 5G que capta los titulares es su increíble velocidad. Eso es resultado del despliegue de conexiones inalámbricas en el nuevo espectro de frecuencias más altas y menores longitudes de onda.

Las ondas con una frecuencia de decenas de gigahercios --conocidas como “ondas milimétricas” ya que su longitud de onda mide unos cuantos milímetros, en lugar de las frecuencias actuales que tienen longitudes de onda más grandes-- pueden llevar un orden de magnitud mayor de datos, en teoría. Pero estas ondas no pueden viajar muy lejos o penetrar en la mayoría de los materiales de construcción, incluido el vidrio y el follaje, y la lluvia las absorben.

Si el método antiguo de hacer las cosas era instalar torres ampliamente espaciadas y transmitir conexiones inalámbricas de mayor alcance entre ellas, la nueva estrategia será convertir la desventaja de la tecnología 5G --la corta distancia en la que opera-- en una ventaja.

Al subdividir un área en muchas más celdas, la 5G podría permitir que las compañías inalámbricas reduzcan la cantidad de usuarios que se conectan a cualquier torre, y simultáneamente hacer que los radios de alcance tanto de nuestros teléfonos como de las torres sean más rápidos. Si eso le parece familiar, es porque esto es similar a cómo funciona una red Wi-Fi dentro de un edificio de aeropuerto o de las oficinas.

Jonathan Chaplin, socio administrativo de New Street Research, que se especializa en telecomunicaciones, dijo que las compañías de cable sí tienen la ventaja: ya están enfocadas a los hogares y oficinas, más que en el uso móvil. E incluso en dispositivos móviles, más del 80% de nuestro uso de datos ocurre a través del Wi-Fi.

Dada la complejidad y el costo de construir redes 5G de cobertura total, se espera un despliegue lento y prolongado de servicios como estos. En algún momento, con suficientes nodos densamente empacados en las grandes ciudades, cualquiera de estos operadores también podría pasar de ofrecer servicios inalámbricos dentro de los edificios a ofrecerlos al aire libre. Finalmente, esa Wi-Fi parchada parecida a una red será lo suficientemente buena como para que podamos confiar en la 5G --y luego, tal vez, usted se suba a un vehículo autónomo conectado a ella. Pero eso podría tomar años.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 30/04/2018