Todos los niños están irritados en ocasiones. Pero para algunos niños, el problema es mucho mayor que el mal humor ocasional.

Para estos niños, la irritabilidad es tan constante y severa que causa serios problemas en el hogar y la escuela. Además, un alto nivel de irritabilidad en la infancia a menudo es un augurio de otros problemas futuros de salud mental: estos niños tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión y trastornos de ansiedad y es más probable que luego tengan pensamientos suicidas, han descubierto las investigaciones.

Ahora los científicos están empezando descubrir lo que sucede en el cerebro de los niños irritables y a desarrollar nuevos tratamientos. Estos incluyen un juego de computadora que les enseña a los niños a interpretar expresiones faciales ambiguas de una manera más positiva, por lo que es menos probable que perciban enojo en las caras de los demás y en consecuencia reaccionen a ella, y una adaptación de la terapia conductual cognitiva que expone lentamente a los niños a la frustración y les ayuda a lidiar con ella de manera más sana. La terapia conductual cognitiva es una terapia de conversación que tiene como objetivo modificar los pensamientos y las conductas que fomentan los problemas de salud mental de las personas.

Algunos investigadores también se enfocan en la irritabilidad directamente adaptando otras terapias existentes para tratar problemas psicológicos infantiles, como la terapia conductual dialéctica, una versión de la terapia conductual cognitiva que se enfoca en desarrollar habilidades para regular las emociones y reducir la angustia.

 

‘Cualquier nimiedad’

Los investigadores definen la irritabilidad como una mayor propensión a encolerizarse. “Estos son niños que se despiertan diariamente del lado equivocado de la cama y cualquier nimiedad los molesta”, dijo Amy Krain Roy, profesora asociada de psicología en Fordham University de Nueva York. Los científicos estiman que de 3 a 5% de los niños son crónica y severamente irritables.

La irritabilidad en sí misma no es un diagnóstico psiquiátrico, pero es un componente de varios trastornos, que incluyen el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de oposición desafiante. También se ve a menudo en niños que padecen el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH, por sus siglas en inglés).

La irritabilidad es el síntoma principal del desorden de desregulación del estado de ánimo disruptivo (DMDD), un diagnóstico para niños entre los 6 y 18 años que se introdujo en 2013 en la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales).

Los niños con DMDD tienen “episodios de mal temperamento severos y recurrentes” al menos tres veces por semana, dice el manual. Entre los berrinches, ellos están de mal humor la mayor parte del tiempo. Los estallidos, en los que se pueden presentar gritos, arrojar cosas, portazos y golpes, tampoco son apropiados para el desarrollo. Los preescolares, por ejemplo, típicamente tienen rabietas mucho más a menudo que los niños de 10 años.

El nuevo diagnóstico DMDD fue creado principalmente por las preocupaciones por el gran aumento en el número de niños que fueron diagnosticados con trastorno bipolar a finales de la década de los noventa y principios de 2000, dijo Ellen Leibenluft, jefa de Section on Mood Dysregulation and Neuroscience en National Institute of Mental Health. En ese momento, algunos psiquiatras decían que la irritabilidad era la forma en la que la manía vista en los adultos con trastorno bipolar se presenta en los niños. A esos niños cada vez más les prescribían antipsicóticos que pueden causar efectos secundarios graves, que incluyen el aumento de peso y trastornos metabólicos.

Pero estudios más recientes encontraron que estos niños generalmente no presentan el trastorno bipolar cuando son adultos, una conclusión que genera dudas sobre los diagnósticos originales. Esa investigación, aunada a las preocupaciones sobre someter a los niños pequeños a los efectos secundarios de los antipsicóticos, llevó a los científicos a desarrollar el diagnóstico de DMDD para los niños cuyo principal problema era la irritabilidad.

Sin embargo hay pocos tratamientos para niños irritables. A veces se les recetan antidepresivos o estimulantes, especialmente a aquellos que tienen un diagnóstico de TDAH. Ahora, los investigadores del National Institute of Mental Health (NIMH) están probando dos nuevos tratamientos sin medicamentos.

Uno de estos tratamientos usa un simple juego de computadora para enseñarles a los niños a interpretar las expresiones faciales de una manera más positiva. Cuando los niños irritables ven expresiones ambiguas en los rostros de las personas, tienden a ver las caras como enojadas y amenazantes, y entonces responden con ira, dijo Melissa A. Brotman, directora de neurociencia y nuevas terapias en Section on Mood Dysregulation and Neuroscience en NIMH, una de los que desarrollaron la terapia. “Creen que el mundo que les rodea está enojado con ellos, y por eso se vuelven hostiles”, dijo.

En la otra terapia del NIMH, los investigadores están usando los principios de la terapia de exposición que a menudo se usa para tratar los trastornos de ansiedad: por ejemplo, a alguien que le tiene fobia a las arañas se le expone gradualmente a las arañas para ayudarle a superar ese temor. En esta nueva terapia, los niños irritables son expuestos a situaciones frustrantes e inductoras de la ira.

En las sesiones dirigidas por un terapeuta, los niños comienzan con experiencias que los tornan ligeramente enojados y avanzan hacia aquellas que les provocan una mayor ira. El Dr. Brotman, el creador, dijo que las situaciones típicas incluyen pedirles que realicen tareas domésticas o que dejen un videojuego para hacer la tarea. Para un paciente que se enfureció cuando se le pidió que doblara la ropa limpia, ella hizo que la madre del niño trajera ropa a cada sesión de terapia. “Primero, sólo tenía que ver la ropa, después tomar un calcetín o dos, doblarlo y dejarlos de lado”, dijo la Dra. Brotman. Con la exposición gradual, los niños “aprenden que pueden tolerar la incomodidad”, dijo ella.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 22/03/2018