¿Qué tienen en común Facebook, la Unión Soviética y la Reforma europea? Todos ellos consisten de redes que se formaron rápidamente aprovechando las nuevas tecnologías de comunicación y luego fueron rápidamente usadas por un puñado de personas que consolidaron su influencia en millones de personas.

Algunos historiadores y científicos están comprendiendo que internet, específicamente Facebook, son solo los últimos ejemplos de las redes generadoras de revoluciones que son comunes a lo largo de la historia y que dan lugar a jerarquías que otorgan poder y oprimen.

En una acusación formal divulgada recientemente, el fiscal especial Robert Mueller describió una situación en la que supuestamente operativos rusos explotaron Facebook con la intención de influir en las elecciones estadounidenses de 2016.

El que Facebook se pueda utilizar de esta manera no debería ser una sorpresa, ya que la investigación ha demostrado que la desventaja de las poderosas redes centralizadas es su susceptibilidad a ser subvertidas y explotadas.

Tan recientemente como en la Primavera Árabe de 2011, serios intelectuales podrían haber argumentado de manera plausible que la fuerza disruptiva de internet, capaz de trastornar antiguas jerarquías, proporcionaría los medios para extender la democracia y otorgar nuevas libertades.

Esa visión, dijo el historiador Niall Ferguson, autor del libro de 2018 “The Square and the Tower: Networks and Power, From the Freemasons to Facebook” (La Plaza y la torre: redes y poder, desde los masones hasta Facebook), nació de un error demasiado común: la incapacidad de apreciar eso, incluso cuando aparecen las nuevas tecnologías, todavía son los humanos quienes las usan en resumidas cuentas.

“Desde los refranes de la década de los noventa sobre cómo todos nos vemos ‘enredados’ en la reciente charla de Facebook de conformar una comunidad global, hemos escuchado este argumento hasta la saciedad”, dijo Ferguson. “Y creo que eso nos ha despojado un poco de nuestras facultades críticas”.

Comprender por qué sucede esto, por qué las redes comienzan como estructuras de poder distribuidas, pero que rápidamente se convierten en jerarquías verticales capaces de diseminar información y propaganda rápidamente, requiere un poco de teoría de redes y cierta perspectiva histórica.

Tomemos por ejemplo las revoluciones bolcheviques de 1917. La coalición de las fuerzas armadas y la fuerza de trabajo industrial que derrocó al zar fue, esencialmente, una red distribuida. Pero el círculo de personas que posteriormente consolidaron el poder sobre el Partido Comunista --cuyo control alcanzó su punto máximo con el gobierno de Joseph Stalin-- eso es jerarquía.

“Una jerarquía es sólo un tipo especial de red en la que algunos nodos tienen una mayor centralidad, es decir, aquellos a través de los cuales otros tienen que comunicarse o pasar por ellos”, dijo Ferguson.

La tecnología generalmente juega un papel en el cambio revolucionario. En Rusia, fueron los telégrafos y los ferrocarriles. En el caso de la Reforma, la imprenta permitió la rápida difusión de la Biblia en los idiomas locales. La red distribuida de creyentes representó una amenaza repentina para la jerarquía católica establecida, sin embargo, una vez que el protestantismo alcanzó la masa crítica, entonces surgió su propia jerarquía.

“Lutero pensó que sería genial si todos estuvieran conectados y pudieran leer la Biblia en su lengua vernácula”, dijo Ferguson. Lo que Lutero no anticipó es lo que sobrevendría después --casi 200 años de guerra civil.

“Lo que sucedió en la Europa del siglo XVI es visible hoy en la política estadounidense, donde hay dos esferas bastante hostiles y separadas de conservadores y liberales que apenas se comunican a través de un sector medio vacío”, dijo Ferguson.

Para ver cómo se puede explotar el poder de las redes que abarcan países o naciones, vea la transformación del internet en China en la máquina más sofisticada del mundo para la censura, la vigilancia y el control social.

La naturaleza distribuida de internet debió haber representado una gran amenaza para un país como China. Como dijo una vez el activista de internet John Gilmore, “La red interpreta la censura como daño y por eso le da la vuelta”.

Al reconocer esto, China desde el principio construyó su porción de internet como una jerarquía en la cual las compañías de internet solo pueden alquilar ancho de banda de los proveedores de servicios que están controlados por el gobierno. En otras palabras, todo el tráfico se enruta a través de un número limitado de poderosos nodos centrales.

Incluso cuando las redes no están diseñadas para este tipo de control, éstas tienden a organizarse de maneras que conducen a una influencia desproporcionada de un puñado de sus miembros. Cuando una nueva persona o entidad se une a una red, es probable que se una a los centros más visibles, lo que los hace aún más influyentes, dijo Albert-László Barabási, físico teórico y uno de los fundadores del campo de la ciencia de redes.

En solo unos años, Facebook se convirtió en el canal de noticias e información más dominante del mundo, aunque dijo que se mantendría neutral respecto de lo que se propagara en sus canales. Mientras tanto, un puñado de ingenieros estaba construyendo algoritmos para decidir cuál de sus dos mil 200 millones de usuarios vería qué.

Al permanecer agnóstica sobre qué influyentes de la red aumentaba su popularidad y ayudarles a construir recomendaciones y algoritmos de noticias para aumentar su popularidad, Facebook permitió a Rusia ganar rápidamente influencia en el sitio, dijo Nicholas Christakis, médico y sociólogo de Yale que estudia redes sociales.

La compañía ha tomado medidas para abordar estos problemas, pero ese es el “pecado original” de Facebook --optimizar para atraer más miembros por encima de todo, prestándoles servicios tanto a los anunciantes como a los usuarios-- eso es lo que está en la raíz de sus problemas, dijo Dr. Christakis.

Históricamente, la única forma de lidiar con este problema ha sido afectar una red establecida con otra nueva. Fomentar la competencia podría alejar el poder de Facebook.

Sin embargo, muchos han comenzado a argumentar que Facebook, con su dominio de las redes sociales, debe ser tratada como un monopolio, e incluso dividido. Se podría argumentar que los motivos para hacerlo ahora incluyen la seguridad nacional.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 05/03/2018