‘Paddington 2’ es ‘El Padrino Parte II’ de las películas del oso peruano, una secuela que supera la soberbia cinta original. Cuando el pequeño oso con el sombrero rojo y una afición descontrolada por la mermelada de naranja apareció por primera vez en la pantalla hace tres años, parecía un regalo de los dioses cinematográficos en una temporada tradicionalmente carente de cintas destacadas.

Ahora él y sus creadores se han superado a sí mismos. El creador de los amados libros para niños, Michael Bond, murió en junio pasado.

Una seductora secuencia encuentra a Paddington en Londres ambientado dentro de un viejo libro con figuras que emergen, pero al igual que las imágenes del libro, las secuencias cautivadoras siguen surgiendo espontáneamente con notable frecuencia durante el largometraje. Algunas películas tienen dificultades para darle un buen uso a su tiempo de duración. Esta se deleita en sus alegres inventos.

La trama que mantiene unidas las piezas es sencilla pero efectiva. Encantado con el libro de figuras que emergen, Paddington, quien es interpretado por Ben Whishaw, quiere ganar suficiente dinero para poder comprarlo como regalo para el cumpleaños número 100 de su tía Lucy.

En su lugar, es acusado de robar un tesoro excepcional y va a parar a prisión por un crimen que no cometió. Como la mayoría de los escenarios de la película, la prisión --una antigüedad de la época victoriana por derecho propio-- deslumbra por su diseño y colores, los matices dominantes de la celda de Paddington son violeta y hojuleas de terracota.

Sin embargo, la trama sugiere la deliciosa diversión de los eventos posteriores y la calidad del elenco, que se reduce la pregunta de quién es quién --y ¿quién es ese?-- de los actores ingleses e irlandeses contemporáneos.

La familia adoptiva de Paddington incluye, como en la original, a Hugh Bonneville como el Sr. Brown y a Sally Hawkins como la Sra. Brown. Por un giro del destino de Paddington, Hawkins logra salvarlo de ahogarse en una bella escena que podría haber sido parte de ‘The Shape of Water’, por la que la actriz está nominada al Oscar.

 Jim Broadbent despliega un acento europeo como Gruber, el dueño de una tienda de antigüedades. Brendan Gleeson es Knuckles McGinty, un cocinero que literalmente escupe fuego con una voz de Popeye que les sirve comida no degustable a sus compañeros de prisión. Una escena de transfiguración en el comedor es digno de ‘Ratatouille’.

Hugh Grant roba cámara en cada escena en la que personifica a Phoenix Buchanan, una estrella del West End venida a menos que se ha convertido en la imagen fanfarrona del anunciante de los anuncios de comida enlatada para perros. Algunos de los giros cómicos y piruetas del Grant son casi sublimes, y él no deja de contorsionarse hasta la última escena de la película.

 Para que todo este elogio no parezca demasiado como para ser verdad, estipulemos que ‘Paddington 2’ no llega a la perfección en aproximadamente 1%, aunque bien podría llegar a ser 1.25% del tiempo. Durante el resto, sin embargo, es una maravilla de tecnología de animación unida a una teatralidad impecable de acción en vivo; en la que se percibe una sensación de elenco y equipo trabajando al máximo.

    Al igual que la película original, esta secuela fue producida por David Heyman y dirigida por Paul King, quien escribió el guion extremadamente ingenioso con Simon Farnaby. El director de fotografía y el diseñador de producción que regresaron fueron Erik Wilson y Gary Williamson, respectivamente. Gracias a su colaboración y al confiado sentido del ritmo de King, la película nunca se acelera, sino que siempre es intensa, con una energía visual que se siente infinitamente renovable.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 07/02/2018