¿Ha sido alguna vez más oportuna una película de Hollywood que ‘The Post’ en la actualidad? En un momento de la historia estadounidense en el que la prensa libre es acosada y la verdad está bajo un ataque sin precedentes, el drama de Steven Spielberg relata la transformación del diario The Washington Post de ser un periódico local hasta convertirse en una institución nacional que expuso las mentiras del gobierno durante la Guerra de Vietnam.

Es una gran historia contada en su mayor parte y excepcionalmente bien a través de Katharine Graham, la editora del Post, interpretada por Meryl Streep, cuyo liderazgo frente al peligro para su empresa y para ella misma es un ejemplo de valentía y esfuerzo denodado.

“No se suponía que yo estuviera haciendo este trabajo”, dice Graham durante la última parte de la película, que se desarrolla en 1971. Ocho años antes, su esposo, Philip, el influyente editor del Post, se suicidó, dejándola en una posición para la que no tenía experiencia o preparación alguna: ser propietaria y administradora de una empresa familiar cuyas participaciones incluían al Washington Post y a la revista Newsweek.

 ‘The Post’ entreteje dos temas. Uno de ellos asemeja un rollo de prensa --a veces un poco didáctico o artificial--, que se vuelve emotivo cuando los cilindros comienzan a rodar sobre el Post, bajo la tutela de su editor, Ben Bradlee (Tom Hanks), y su decisión de publicar extractos de documentos del Pentágono después que el gobierno de Nixon obligó al periódico The New York Times dejar de publicarlos.

El otro, sobre la mujer que le dio luz verde a Bradlee, es una saga feminista con una heroína que no se consideraba a sí misma como tal. Esa es la parte de la historia que bulle por sí misma.

La producción Spielberg, escrita por Liz Hannah y Josh Singer, evoca ‘Spotlight’, que el propio Singer co-escribió, pero obviamente invita a la comparación con la memorable cinta ‘All the President's Men’, la película de Alan J. Pakula de 1976 que fue escrita por William Goldman y que retomó la investigación de 1972 del Washington Post sobre un robo fallido en el complejo de apartamentos Watergate (la nueva película termina con una astuta pero inquietante referencia visual de ese evento).

 Pakula y sus colegas tuvieron la ventaja de la inmediatez dramática: una historia de detectives con implicaciones épicas, además de Robert Redford y Dustin Hoffman como coprotagonistas, y Jason Robards Jr. como el famoso y malhumorado Ben Bradlee.

 ‘The Post’ aborda asuntos más variados y difusos: las conflictivas lealtades de Graham (su círculo de amigos demócratas incluía a quienes habían llevado al país a la guerra de Vietnam y luego le habían mentido al público sobre su progreso); las implicaciones legales y éticas de publicar documentos del Pentágono desafiando la orden de un tribunal federal que había amordazado al New York Times; el riesgo de incurrir en la ira del gobierno en un momento en que la empresa relativamente pequeña y vulnerable de Graham estaba por salir a bolsa; y, lo más conmovedor, sus inseguridades y dudas sobre sí misma como mujer entre hombres fuertes y asertivos.

 Que la película sea tan coherente, es en un tributo a la visión del cineasta, especialmente desde que Spielberg, reconociendo lo oportuno del guion, se apresuró a producirla y llevarla a la pantalla en tan solo nueve meses.

Los trucos a los que recurre el director manan con facilidad --un reportero en un teléfono público, a punto de hacer una importante llamada, al que se le cae un puñado de monedas en la calle; una serie de lectores conmovidos leyendo la edición del New York Times que reveló por primera vez la historia de los Pentagon Papers (Documentos del Pentágono); la joven hija de Bradlee vendiendo limonada durante una reunión crucial en su casa.

La jerga periodística tiene ciertas fallas. Michael Stuhlbarg es un buen actor, pero demasiado blandengue interpretando al editor ejecutivo del New York Times, Abe Rosenthal. Tom Hanks no domina la aspereza que Jason Robards le imbulló tan memorablemente a Ben Bradlee; aquí Bradlee es principalmente un tipazo, aunque a Hanks se le reconoce mantenerse fiel a su imagen de hombre bueno.

 La película merece un reconocimiento mucho mayor como un todo, un largometraje comercial que se centra en una preocupación central de nuestro tiempo --el decisivo papel del periodismo honesto y audaz en una sociedad libre—que se gana los elogios con la inteligencia punzante y natural belleza de la actuación de Meryl Streep.

Lo que vemos desde el exterior es una empresaria luchando con lo que puede ser una decisión comercial arrolladora, un ejecutivo de noticias buscando el bien común en una situación que la enfrenta a ella y a su periódico con documentos clasificados que fueron robados de los archivos del gobierno. Lo que intuimos sobre el corazón y el alma de Graham es una mujer que se descubre a sí misma al momento de enfrentar sus miedos y sus tribulaciones.

 Sí, es genial ver cómo se mueven las prensas, pero una escena anterior es más emocionante, un gran momento en la película y un momento cinematográfico clásico recién acuñado. Graham, al teléfono, está por tomar su fatídica decisión: publicar o no publicar. La cámara se le acerca al rostro, ella respira, vuelve a respirar, y finalmente concede, con una maravillosa combinación de agitación y resolución, al dar la orden que sus editores y periodistas han estado esperando.

 

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Kay Graham era dueña de Newsweek cuando fui el crítico de cine de la revista en los años sesenta y setenta. La conocí solo ligeramente, pero el personaje en la pantalla suena rotundamente cierto.

En la primavera de 1970, Kay invitó a Jacqueline Kennedy a almorzar al comedor ejecutivo del Newsweek; ella quería que yo y otros cuatro colegas críticos estuvieran ahí también. El julio anterior, el Newsweek había publicado una historia sobre un accidente que involucró a Ted Kennedy que conducía por un puente en la isla Chappaquiddick, que terminó con la muerte de su acompañante. La historia era imperfecta, juzgaba rápidamente sin estar justificada por los informes iniciales. Tan pronto como la revista llegó a los estanquillos, los apreciados amigos de Kay se apartaron de ella y se negaron a atender sus llamadas. El almuerzo en Newsweek, muchos meses después, fue un esfuerzo de reparación de daños, teniendo a los críticos asistiendo dado el interés que Jackie tenía en la cultura.

Tratamos de ser culturales, como se nos indicó, pero ninguna de nuestras tácticas conversacionales funcionó; Jackie parecía distraída. Alguien le preguntó su opinión sobre una demanda colectiva que un grupo de investigadores del Newsweek habían presentado recientemente contra la compañía. Jackie dijo que no había oído sobre el caso, lo que no fue sorprendente; ésta había recibido poca publicidad.

La sorpresa se produjo después de que alguien explicó el motivo de la demanda: los investigadores, todas mujeres, habían sido contratadas con el entendimiento de que no se convertirían en reporteras. “No sé qué quieran las mujeres en estos días”, dijo vagamente Jackie. “Nunca he tenido ningún problema siendo mujer. Cuando quería ser fotógrafa, solicité un trabajo en el periódico de Hyannis y lo conseguí”.

Ese fue un momento de reflexión para los asistentes. El silencio fue la única respuesta apropiada. Nos llamaron para hacer las paces con la ex primera dama, y nada podría haber sido mejor que dejar que el comentario quedara sin respuesta. Pero Kay no pudo hacerlo. “Jackie”, dijo ella, casi indignada, “¿Qué quieres decir con eso? ¿Realmente no recuerdas cuando Phil estaba vivo, que Jack era presidente y que tuvimos que pasar esas veladas interminables en la Casa Blanca prácticamente a los pies de nuestros hombres? ¡Y que no podíamos hablar a menos que ellos hubieran terminado de hablar!”

No recuerdo la respuesta de Jackie: tal vez no fue más que un suspiro. Pero nunca olvidaré lo que dijo Kay. Eso dijo mucho de las mujeres de su tiempo, incluso mujeres ostensiblemente poderosas, y de la gran mujer que vi en la película de Steven Spielberg.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

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Fecha de publicación: 30/01/2018