El actor Griffin Dunne estuvo entre la multitud en el estreno de ‘Good Time’ en Estados Unidos hace unos meses, un filme dirigido por los hermanos Ben y Joshua Safdie (‘Daddy Longlegs’) y protagonizado por Robert Pattinson como una de las figuras más ingeniosas, astutas y mordaces de la historia del cine.

La película también participó en el certamen de este año en Cannes. Así que no pensé mucho sobre la presencia de Dunne. Él ve muchas películas, así que no es sorprendente que asistiera al cine como uno más para ver ‘Good Time’, ya que es una película que quisiera ver cualquier típico espectador del cine.

Pero después me pregunté si él estaría pensando lo que yo pensé.

Conteniendo tanto movimiento hacia adelante como cualquier película en la memoria reciente, ‘Good Time’ es tan desgarradora como emocionante, y eso no es poca cosa.

Pero así como sigue al fracasado asaltabancos Connie Nikas (Pattinson) y sus intentos cada vez más desesperados por sacar de la cárcel a su hermano con problemas mentales, Nick (Ben Safdie), el filme comparte lo que parece un parentesco obvio con ‘After Hours’, la celebrada comedia negra de Martin Scorsese que protagonizó Dunne, e incluso con ‘Eyes Wide Shut’, la última película de Stanley Kubrick, que ha sido muy difamada pero a menudo reveladora.

 Todas son películas ambientadas en Nueva York que se han quedado suspendidas en el tiempo, lo que lleva a sus audiencias a pasar noches que nunca terminan, donde los eventos chocan y se entremezclan unos con otros y que se suman a los malos sueños, los movimientos equivocados y los callejones sin salida. Cuando llega el amanecer --si es que lo hace-- éste llega como un puñetazo en la cara. Si nada más, los hermanos Safdie están en buena compañía.

Quienes también obtienen una actuación de primer nivel de Pattinson, quien sumerge su ascendencia inglesa en la de su personaje, Connie, de origen greco-estadounidense, criado en Queens, sin contratiempos, mientras que al mismo tiempo se agita con sus conflictos y contradicciones, es decir, su protección hacia un hermano al que también arrastra a una criminalidad que desafía la muerte.

El descorazonamiento es cortesía de Nick, cuyo tratamiento médico a manos de un médico aparentemente benévolo (Peter Verby) le da soporte a la película. La sesión al principio, en la que se le pide a Nick que explique ciertas expresiones comunes, lo frustra y lo humilla hasta el punto de entregar una sola lágrima (Safdie está excelente). Pero Connie termina bruscamente la sesión, quien arrastra a Nick fuera del consultorio. "¡Qué vergüenza!", le grita el médico. Pero él no tiene ni idea.

Su primera parada es un banco; la segunda es una calle del centro de la ciudad después de que un paquete de tinta escondido en el efectivo robado explota en una nube de rojo y su conductor de escape choca con un automóvil estacionado. Nick es atrapado después de atravesar una puerta de vidrio y quedar inconsciente.

A partir de ahí la película es casi un frenético caos, situaciones extremas, violencia y los esfuerzos calculados de Connie por liberar a su hermano, empeño que exhibe un genio creativo sin control por la capacidad de anticipar algo más de 30 segundos antes.

La intensidad de ‘Good Time’ se puede atribuir a las actuaciones, a la música a menudo endemoniada de Daniel Lopatin y a la decisión de los directores de enmarcar todo con excesivo detalle, mientras filmaban en el equivalente del CinemaScope.

Una película de pantalla ancha compuesta principalmente de primeros planos crea una intimidad extraña; no hay grandes vistas panorámicas, a menos que se tomen en cuenta ciertas imágenes de Queens Boulevard.

Y es difícil recordar cuándo el espacio negativo fue un factor tan importante en el efecto general de una película de acción, una película con tantos subtextos --casi no hay padres, por ejemplo, en la población de ‘Good Time’.

Nick y Connie tienen una abuela. Del mismo modo, Crystal (la recién llegada al cine Taliah Webster), la joven de 16 años con la que Connie se oculta después de intentar sacar a su hermano del hospital de Queens donde Nick es llevado después de haber sido golpeado en la cárcel.

La única persona con una madre es la necesitada Corey (la gran Jennifer Jason Leigh), de quien Connie intenta obtener 10 mil dólares para el abogado de Nick --y esas dos mujeres están locas.

¿Estarán los hermanos Safdie trabajando como psico-sociólogos? Esperemos que no. Ellos tienen muchas cosas que hacer y la mayor parte está funcionando.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

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Fecha de publicación: 27/12/2017