Hartmut Neven cree en los universos paralelos. En una mañana reciente a las afueras de la oficina de Google en Los Angeles, California, el científico en computación de 53 años me estaba diciendo cómo la mecánica cuántica –la física de los átomos y partículas atómicas—respaldan la teoría del denominado multiverso.

Entonces Neven señaló la grabadora que estaba entre nosotros. Lo que estamos viendo es solo una de las “configuraciones clásicas” del dispositivo, dijo. “Pero en algún lugar, no percibido por nosotros ahora, hay otras versiones”.

Según Neven, esto es cierto no solo para las grabadoras de cinta, sino también para todos los objetos físicos. “Incluso para sistemas como tú y yo”, dijo. “Hay una configuración diferente de todos nosotros en un universo paralelo”.

Neven, quien habla con un fuerte acento alemán y gusta de los tenis rosados de Christian Louboutin cubiertos con puntas, ha liderado algunos de los proyectos más innovadores de Google, desde el programa de reconocimiento de imágenes hasta Google Glass, un fracaso entre los consumidores que fue pionero en la idea de computadoras portátiles en la cabeza. Pero la tarea que enfrenta ahora es la más compleja de su carrera: construir una computadora basada en las extrañas leyes de la mecánica cuántica.

No hay una explicación sencilla de la mecánica cuántica, pero la versión Cliffs Notes es algo así: los científicos han demostrado que los átomos pueden existir en dos estados a la vez, un fenómeno llamado superposición. Un solo átomo, por ejemplo, puede estar en dos ubicaciones al mismo tiempo.

La superposición se vuelve aún más extraña a medida que escala de magnitud. Como todo está hecho de átomos, algunos físicos tienen la teoría de que objetos enteros pueden existir en múltiples dimensiones, lo que permite, como sugirió Neven, la posibilidad de los universos paralelos.

Incluso Albert Einstein no pudo comprender esto. El físico ganador del Premio Nobel declaró que el pensamiento detrás de la mecánica cuántica es fundamentalmente defectuoso. Desde entonces, los científicos han demostrado la teoría de manera reiterada y concluyente.

“Si esto funciona, cambiará el mundo y cómo se hacen las cosas”, dijo el físico Vijay Pande, socio de la empresa de riesgo compartido Andreessen Horowitz de Silicon Valley, que ha financiado la empresa de reciente creación enfocada en la la informática cuántica Rigetti Computing.

Otros, especialmente aquellos en el mundo académico, tienen una visión más matizada.

“No es solo una computadora más rápida que el tipo a la que estamos acostumbrados. Es una forma fundamentalmente nueva de aprovechar la naturaleza para hacer cálculos”, dice Scott Aaronson, jefe del Centro de Información Cuántica de University of Texas en Austin. “La gente pregunta, ‘Bueno, ¿es mil veces más rápida? ¿Es un millón de veces más rápida?’ Todo depende de la aplicación. Podría hacer cosas en un minuto que no sabemos cómo haríamos clásicamente en la era del universo. En otros tipos de pruebas, una computadora cuántica probablemente solo lo ayude modestamente o, en algunos casos, no lo haga en absoluto”.

Durante casi tres décadas, estas máquinas se consideraron parte de la ciencia ficción. Hace apenas unos años, el consenso sobre una línea de tiempo para las computadoras cuánticas confiables a gran escala era de 20 años a nunca.

“Nadie está diciendo nunca más”, dijo Scott Totzke, director ejecutivo de Isara, una empresa canadiense que desarrolla encriptación resistente a las computadoras cuánticas, que amenazan con descifrar los métodos actuales. “Estamos en los muy primeros días, pero ya pasamos el punto de la ciencia ficción”.

Empresas y universidades de todo el mundo se están apresurando para construir estas máquinas, y Google, una unidad de Alphabet, parece estar a la cabeza. A principios del próximo año, la computadora cuántica de Google enfrentará su prueba más difícil en la forma de un oscuro problema de computación que le tomaría a una computadora clásica miles de millones de años en completar.

El éxito marcaría la “supremacía cuántica”, el punto de inflexión en el que una computadora cuántica logra algo previamente imposible. Es un hito que los científicos informáticos afirman marcará una nueva era de la informática, y el final de lo que podríamos llamar la era clásica.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 26/10/2017